Publicado por el diario impreso el 26 de julio de 2017
Artículo de Aurelio Suárez
Planeación Distrital presentó el Avance Físico del Plan de Desarrollo de Bogotá 2016-2020. Los programas deberían estar en un 50% de cumplimiento, pero el balance es desalentador, en particular en áreas cruciales. En Educación, de 30 colegios nuevos prometidos se han construido solo 2, y de 32 restituciones van en una tercera parte.
Tres programas claves están en cero: la reforma institucional, la alfabetización para adultos y 35 mil cupos adicionales en educación superior. También como tortuga va la infraestructura sanitaria. De 40 CAPS (Centros de Atención Prioritaria), 22 se adaptaron en los eliminados CAMIS; no se ha puesto un ladrillo en los Centros de Urgencia del Sur, ni en la reposición de cuatro hospitales.
La atención de las personas no inscritas en régimen alguno, escasamente llega a 40%. Y aunque se diga que en 2017 Capital Salud ganó $41 mil millones, el concejal Manuel Sarmiento demostró pérdidas por $1.300 millones. Además, el saneamiento de dicha entidad, según con Planeación, está apenas en 38%.
Los damnificados de Peñalosa II son los niños. La Personería evidencia que de 723 mil, entre los cero y cinco años, el distrito solo atiende al 17%; es decir, a 125.436 en 366 jardines infantiles, muchos con notorias deficiencias. Por otro lado, se clausuraron 47 servicios diurnos y nueve nocturnos, como lo ratificó Planeación, que asigna un cumplimiento del 31,9%.
La alarma se prende en materias económicas y sociales. El crecimiento del PIB fue 2,96% en 2016 y 1,61% en 2017, por debajo del resultado nacional de 3% y 1,7%; la pobreza monetaria creció, frente a 2015, de 10,4% a 11,5% y el desempleo de 8,3% a 10,5%.
En seguridad, pese a bajar los homicidios, el robo se disparó. El de bicicletas subió 66% en los cinco primeros meses de 2018 con respecto a 2017; el de residencias se trepó a 8,6%; el de celulares al 70%; el de autos y motos disminuyó marginalmente y los reportes por narcóticos incrementaron 9%.
Movilidad es un fracaso. Para dejar el Metro en un 30% de avance solo se ha hecho el 10%, lo que significa, como dice el concejal Hinestrosa, apenas un 3% del gran proyecto de Bogotá. Ni un kilómetro de troncal; la malla vial arterial en buen estado ha decaído (según Veeduría-IDU); sigue en crisis el SITP, y el provisional permanece aplazado por dos años.
En 2017, el 89% de la contratación fue a dedo y tres licitaciones (Aseo, semaforización y grúas-patios) están glosadas por organismos de control por graves motivos, lo que deja al descubierto un vacío de transparencia.
Como afirmó el concejal Flórez, por la licitación de TM, continuarán miles de “buses-chimenea” de marca conocida, pero, al final, no se iniciará obra alguna, quizás el funesto Transmilenio por la Séptima. No obstante, quedará un cúmulo de contratos firmados con endeudamientos, pero sin estudios completos; el Metro seguirá envolatado; se elevarán los impuestos confiscatorios y el POT se guiará por marcados negocios inmobiliarios. Para rematar, Peñalosa ferió el 16% de la Empresa de Energía y atenta contra la ETB.
El libro, Bogotá en el limbo, que presenté sintetizando los últimos 25 años, incluido Peñalosa I, está corriendo riesgo de perder vigencia: con Peñalosa II parece empezar el tránsito al infierno.
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